ALBERTO Y LA BRUJA
Había una vez un niño que siempre estaba ayudando a su
padre en las cosas del hogar, ya que su madre estaba trabajando fuera. Era un niño muy espabilado y juguetón y siempre se ponía a
hablar con todo el mundo.
Un día tenía que llevarle a su abuelo una cesta de comida,
ya que el pobre estaba enfermo y no podía andar, entonces le dijo su padre:
- Alberto ve corriendo a casa del
yayo que ya es hora de comer y cuando vayas por el río no te entretengas con nada ni nadie, que se te hará
tarde.
Él se puso contento, dejó la escoba con la que estaba barriendo que le aburría muchísimo y, rápidamente, se vistió y se fue a lo que el padre le
había mandado.
En el camino vio muchos animales, plantas preciosas, riveras
,etcétera , pero cuando menos se dio cuenta apareció una bruja malvada disfrazada de
niña buena que le dijo:
+ ¡Hola jovencito!, ¿ a dónde vas tan deprisa?
A lo que él le respondió:
- A casa de mi yayo que necesita esta
comidita.
Ella entonces le dijo:
+ ¿Y dónde vive tu yayo?, ¿está muy lejos?
Él le respondió:
- Un poquito,
pero siguiendo el curso del río llego enseguida.
Pero la malvada niña le ofreció otro camino que se suponía
que era mas corto, a lo que él respondió:
+ ¿Seguro que es mas corto? ¡Mi padre me ha dicho que este es el mejor!
Bueno no pasa nada por desviarme un poco. ¡Te haré caso!
La bruja entonces salió deprisa para llegar lo antes posible
a casa del abuelo y cuando llegó allí llamó a su puerta diciendo que era una
antigua amiga de su mujer que venía a hacerle una visita. Entonces el abuelo le dijo que la puerta estaba abierta y que solo tenía que empujarla para abrirla,
pero cuando se dio cuenta ella ya estaba dentro.
La bruja al ver al abuelo en la cama, le ató corriendo las
manos y le tapó la boca para que no pudiera gritar. Ella se metió dentro y tapó
al abuelo con las sábanas para que el niño no le viera.
Cuando Alberto llegó dijo:
- Abuelo que coloretes mas rosas
tienes y ella le dijo que era por la fiebre que tenía.
También le dijo que le había crecido mucho el pelo y la
bruja le comentó que era porque hacía tiempo que no se lo podía cortar.
Entonces el niño que empezó a sospechar, porque no tenía un pelo de tonto, salió de las casa
diciendo que iba a buscar agua del pozo para dársela y así calmar su sed, pero
en realidad salió corriendo hacia su casa.
La bruja entonces, harta de esperar, salió detrás de él pero
no le alcanzó.
Cuando llegó Alberto a su casa su padre le dijo que como se
había encontrado al abuelo y al acordase de que no le vio, le contó la
historia a su padre que junto con
algunas vecinas y vecinos más fueron a desatarle y a dar alcance a la malvada
bruja.
¡Y colorín colorado este cuento se ha acabado!
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