Esta leyenda cuenta la historia de una tribu que no tenía luz pero un habitante, que sabía donde se encontraba, mandó a su hija por ella. Cuando se la entregaron regresó a su tierra, donde la compartió con tanta gente que de ahí salió el sol y la luna.
Este es uno de los libros que más me ha llamado la atención porque sus ilustraciones son tan acogedoras que te ambientan por completo en la historia de una cultura completamente diferente a la nuestra. Además, nos da a ver que cuando algo se ansía tanto y se alcanza finalmente, nos sentimos mucho más felices. Igualmente, nos enseña que disfrutamos el doble al compartirlo con los demás, haciéndoles partícipe de ello.
Trabajar valores como la generosidad y el compañerismo, es algo que nos hace grandes como personas, al ver que los demás disfrutan, en este caso, cuando esa luz la pueden usar todos los vecinos.
Y cuantos más se puedan aprovechar de ello mucho mejor para todo el pueblo.
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